Escuchadores: la respuesta a una necesidad humana.

La soledad más amarga es la que se vive cuando se está rodeado de otras personas. Es la soledad de las grandes ciudades, una tara con la que el urbanita se ve obligado a vivir en ocasiones. En algún momento de nuestra vida todos necesitamos que nos escuchen. Sin prisas, sin condicionantes, sin juicios de valor, solo un alma con la que compartir nuestras preocupaciones durante unos minutos. En Tokio han surgido los escuchadores, gente que desinteresadamente se presta a oir todo lo que la persona que se siente a su lado tenga que contarle. Sin ser psicólogo se puede apreciar el valor terapéutico que tiene esta iniciativa.



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