Hoy este modesto blog cumple un añazo. El pobre sigue con el mismo diseño de fábrica que el tío Blogger le dio y lo que es peor, sigue con el mismo paria de hace un año llenándolo de artículos absurdos que no van a ninguna parte. El triste destino del blog, servir de pozo de los deseos para el aprendiz de escritor o periodista que se conforma con desahogar su frustración volcando sus limitadas inventivas en unos pocos bytes esperando no hacerlo demasiado mal y no ser demasiado insoportable. Una hoja en blanco, cargadas las tintas, para traspasar los límites materiales y llegar a todas partes con la mejor o la peor suerte.
Este blogero da las gracias a todo aquel que haya echado el ancla en estas aguas para recoger las botellas cargadas de mensajes que va lanzando un marinero loco y borracho desde una isla perdida en algún lugar del oceano. Y da especialmente las gracias a esos piratas amigos que navegan sin barco, ni rumbo, ni pata de palo, ni parche en el ojo pero con botellas y botellas de ron y muchas canciones de viajes, mujeres y tesoros que contar a la luz de la luna llena. Un abrazo a todos ellos.