Hablando de lo que ocurrió el sabado por la noche, en aquel incidente con el mascado, mi novia me ha hecho recordar el verdadero motivo por el que la pelea no siguió.
Mis recuerdos se limitaban a imágenes y a frases sueltas de lo que ocurrió en aquel momento y en los instantes siguientes a recibir el golpe que me dejó un poco aturdido (viendo las estrellas más bien).
El verdadero motivo por el que aquel burro no me dio un segundo mamporro no fue que quisiese escapar de los de seguridad. Lo que ocurrió fue que Ana, mi novia, al ver como podía terminar aquello, se cruzó entre el zopenco y yo y se abrazó a mi dandole la espalda a este para evitar que me dieran otro golpe. Ninguna otra persona se hubiese puesto en medio por mi, con el riesgo que ello suponía. Creedme, aquel tipo, con aquella cara, hubiese acojonado a más de un tio que conozco. Por eso quiero contarlo aquí, por que puede que hoy tenga la cara y algo más en su sitio gracias a ella y a ese gesto tan valiente que tuvo para parar aquella barbaridad.
Creo que Perez-Reverte actua con motivo cuando mete en sus libros a mujeres con más agallas que las que demuestran muchos otros, más masculinos y presuntemente más valientes.
Gracias princesa, eres lo mejor de mi vida. ¡TE QUIERO!